• 23 de Enero, 2019

Sentí en un océano, un océano lleno de su Espíritu

Es su fidelidad la que nos mantiene en pie. Ni las luchas, pruebas, problemas o un sinnúmero de situaciones que con frecuencia atravesamos, nos pueden apartar del regazo de su presencia. Somos de Él y para Él.

Obtuve mi primera experiencia con Dios a la edad de 18 años, en una confraternidad. Admiraba realmente cómo su poder conducía mi vida y la usaba para su Gloria. Transcurrió el tiempo y fui bendecido con cargos y posiciones; que personalmente no las esperaba.

Llegó el 2019 y como todo líder, necesitaba renovar mi cántaro bajo la presencia de Dios. Porque tenía muy claro que no importaba cuánto tiempo estés en la iglesia o cuánto trabajes para Él, todos necesitamos renovar nuestras fuerzas para seguir siendo vasos útiles en su obra.

Asistí a la Confraternidad unida en Alemania de líderes y pastores. Donde palpamos claramente la visita sobrenatural del Espíritu Santo, Su Divina gloria inundó la iglesia. Como quién Saulo, camino a Damasco, Dios se reveló a mi vida. ¡Oh qué maravilla! Me sentí en un océano, un océano lleno de su Espíritu.

No dudé, me arrodillé, bajé lentamente mi rostro y sentí cómo su fuego purificador y ardiente bajaba desde la coronilla de mi cabeza hasta las plantas de mis pies. Su presencia llenó, renovó y transformó mi alma por completo.

Este fue el sentir de Pastores y líderes pertenecientes al bloque “C” en medio de una poderosa confraternidad dónde la presencia de Dios se movió poderosamente. Muchos fueron ministrados por el Espíritu para continuar con la labor en la viña del Señor.

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