Todo comenzó con una broma entre Simon y su primo Adil, de 17 años, sobre quién era más fuerte “Ambos estaban bromeando sobre quién ganaría una pelea: 'Tú no eres Muhammed Ali. Eres un perro' dijeron bromeando”, dijo la madre del adolescente, Samina.Un policía que pasaba junto al lugar, escuchó mal la conversación y concluyó que habían blasfemado contra el profeta Mahoma. Así que el oficial los golpeó.

Al final de ese día, Simon le contó a su madre lo que había sucedido. Para resolver la situación, Samina decidió buscar al policía. Pero en el camino, vio tres autos que se dirigían hacia su casa. “Regresé corriendo a mi casa y rápidamente escondí a mi hijo”, recordó la madre. El policía había difundido la noticia falsa sobre el niño a la comunidad, y pronto, una multitud se reunió frente a la casa de la familia, exigiendo que Samina entregara a su hijo para que lo decapitaran por blasfemia.

“Le rogué repetidamente al oficial que pasara por alto cualquier delito que mi hijo pudiera haber cometido, pero se negó. Casi pierdo la cabeza: llorando, rogando, mirando a la multitud durante casi 8 horas. Entonces, finalmente, tuve que ver a mi hijo arrestado ante mis ojos", cuenta Samina. 

Semanas después del arresto, la investigación policial encontró a Simón culpable del delito de blasfemia. Adil, por otro lado, fue absuelto y puesto en libertad. Incluso después de ser liberado, Adil tuvo que esconderse para evitar ser atrapado por los aldeanos islámicos. “La situación es muy delicada y tensa. Tengo miedo. Todo puede pasar. Ni siquiera he visto a mi mamá desde que salí de prisión. La multitud me busca. Me he estado escondiendo", dijo. 

Días después de la liberación de Adil, una multitud de más de mil personas se reunió para protestar y pidió la decapitación de Simon. Global Christian Relief pide oración por la protección de Simón, su madre y su prima.