Cuenta que en una temporada de su vida, conoció a un hombre que constantemente iba a su lugar de trabajo; cosa que a él le parecía extraño, y en ocasiones un tanto molesto. Luego de un tiempo dejó de ver a ese hombre, pero inició una de las etapas más complicadas de su vida, pues, su estado de salud decayó terriblemente al ser detectado un tumor en el colon.

 Su condición debía ser tratada por medio de una operación y luego de someterse al procedimiento, recibe la noticia de que aquello se complicó un poco pero que pudieron retirar la masa maligna, que según él, era del tamaño de una pelota de fútbol. Jiménez debía someterse a una segunda cirugía, la cual no salió tan bien como se esperaba ya que después de pasar por el quirófano fue llevado a la UCI (Unidad de Cuidados Intensivos). 

Allí estuvo por una gran cantidad de tiempo, y aunque estuvieron por desconectarlo, Dios hizo un milagro en él un día antes de la desconexión. Tras ser llevado a su casa no podía valerse por sí mismo, y al no poder trabajar, su situación económica se agravó; pero Dios envió al hombre que había conocido meses atrás y que lo visitaba en su lugar de trabajo, para ayudarlo con su comida o pagos importantes.

Cuando ya pudo hacer las cosas por su cuenta, ese hombre desapareció y hasta el día de hoy no conoce su nombre o quién es, pero está seguro de que el señor lo envió. Su testimonio es un ejemplo de esperanza y fe que puede ayudar a cualquiera que atraviese por una situación de salud a confiar en Dios, ya que si pudo hacer un milagro en Santiago, puede hacerlo en cualquiera de sus hijos y proveer todo lo necesario.