Queremos la visitación del Espíritu Santo de Dios permanente, que nos guíe, que nos restaure, que nos liberte, que rompa las cadenas, que abra nuestro entendimiento.

Usted y yo debemos anhelar más que cualquier cosas, más que un título, un grado, más que cualquier posición, más que cualquier cosa que se puede hallar aquí, que es momentánea y pasajera, nosotros debemos anhelar que Dios ensanche nuestros corazones. 

Que venga una intervención de Dios y amplíe la visión, el corazón, que nos dé sabiduría, gozo, paz, libertad, que podamos adorar y alabar. Ver maravillas, que vengamos ante Él dispuestos a contemplar la Gloria de Dios, diciéndole a Dios que nos llene con su Shekinah.

Anhela y permite que Dios te toque, busca su gracia en tu vida y corre en el camino de sus mandamientos, no siendo un religioso más, sino un hombre y una mujer que sirva y honre al Todopoderoso.

El anhelo de Dios es morar en su pueblo, convertirnos en instrumentos útiles en sus manos, su contentamiento es que dispongamos nuestro corazón y le digamos: ¡Cuenta conmigo! Es Dios quien lleva nuestra vida a un incremento, de Él viene toda la plenitud, propósito eterno y vida abundante. 

Durante el Séptimo servicio de la Convención Nacional en Colombia, Zona sur, el expositor de la Palabra de Dios fue el Rev. Gustavo Martínez Garavito, haciendo referencia el libro de Salmos 119: 30- 35, con el tema: Cuando anhelamos que Dios ensanche nuestro corazón.